Diversificación Productiva

Introducción

México enfrenta difíciles retos en el presente, y los años venideros, en relación al desarrollo de las pequeñas comunidades campesinas, especialmente en las regiones cálido húmedas de alta diversidad biológica y cultural. El primer problema radica en que los modelos actuales de desarrollo siguen tratando de impulsar la acumulación de bienes y promover ideas individualistas tales como;  generar “pequeños empresarios”, “campesinos emprendedores”, etc., para enfatizar que la acumulación de bienes y el individualismo, son más importantes que el grupo, que la autosuficiencia alimentaria, y que  la solidaridad y la sustentabilidad a través de la diversificación productiva, son temas prescindibles en las alternativas de desarrollo de las comunidades campesinas.

Sabemos que el cambio climático es un hecho que está ocurriendo actualmente en el planeta, y que está incidiendo directamente en las formas de producción de los pequeños agricultores de México.  Sin embargo, no existe a la fecha ninguna iniciativa en el país que esté preparando a estas comunidades para ajustarse a los cambios que ya están ocurriendo, ni a los que están por ocurrir. Las formas de producción de las familias campesinas están íntimamente ligadas a la temperatura, la precipitación, el viento, etc., lo que las hace extremadamente vulnerables a estos cambios. Si a esto sumamos que la mayor parte de estas familias campesinas se encuentras con ingresos por debajo de los indicadores mínimos de bienestar (Coneval, 2014), la situación se complica aun más.

Paradójicamente a esta situación, la FAO (2014) ha reportado que alrededor de 570 millones de familias campesinas (la mayoría de las cuales, para producir dependen de la mano de obra de los miembros de la propia familia), producen más del 80% de los alimentos del planeta. En el caso de México, poco o nada se hace para apoyar el desarrollo de estas pequeñas familias campesinas y ayudarles a paliar con las consecuencias del cambio climático, ni mucho menos aprender de estos grupos humanos y promover cuales son esas formas de producción que desde épocas prehispánicas, han venido desarrollando, conservando, manteniendo y mejorando para producir de manera eficiente y moderada en ecosistemas de alta diversidad biológica.
Es en este sentido que las estrategias tradicionales de Diversificación Productiva cobran un especial valor, sobre todo si se establecen en un contexto de autosuficiencia alimentaria, solidaridad y sustentabilidad en la búsqueda de bienestar de las comunidades de familias campesinas (Barkin & Lemus, 2015). México es el segundo país mas importante en diversidad biocultural en el planeta, lo cual significa que como resultado de la diversidad biológica y cultural, se ha desarrollado una gran diversidad agrícola y de manejo de recursos naturales que ha resultado en la domesticación de por los menos un centenar de especies de plantas, el uso de unas cinco mil especies de plantas medicinales, y sobre todo, el desarrollo de técnicas y métodos no-occidentales de domesticación de ecosistemas de alta diversidad biológica. En esta idea no-occidental de domesticación de la selva, los seres humanos no son sino parte de la diversidad biológica que compone al ecosistema y que para sobrevivir es  indispensable entonces, un profundo conocimiento de las interacciones ecológicas y el manejo de las condiciones ambientales.

Desde esta perspectiva, uno de los sistemas más sofisticados de manejo de las selvas lluviosas, no solo en México sino del Neotrópico, son los sistemas agroforestales diversificados de cacao. Estos sistemas, son una muestra de aprovechamiento integral y con moderación de las selvas, donde el manejo de la selva no sólo se concentra en la especie de interés sino en el conjunto de los componentes de la selva. Sin el manejo de los componentes de la especie de interés no es posible mantener un sistema agroforestal que conserve la diversidad, produzca además de cacao, frutales, medicinales, maderables para la autosuficiencia alimentaria, y excedentes que ayuden al bienestar de la comunidad. Mediante la diversificación productiva, es posible conseguir la soberanía alimentaria en el sentido de que sean las mismas comunidades las que definan qué comer, no el Estado o el mercado, y producirlo. De esta manera, si los sistemas agroforestales diversificados de cacao son utilizados para beneficio de las familias campesinas y no de la industria, entonces se esta alternativa, se convierte en el motor de la diversificación para producir principalmente en  bienestar de la comunidad. Estas son algunas de las razones por las cuales aprender con los pueblos originarios, los herederos del conocimiento de como utilizar de manera racional frágiles ecosistemas de alta diversidad biológica y cultural resulta un reto para el desarrollo de nuestro país. A continuación presentamos dos de nuestros proyectos de diversificación productiva.

Proyecto Mazateca: Desarrollado durante 2012-2016 en el Estado de Oaxaca

Proyecto Selva Americana: Desarrollado de 2017 a la fecha en Estado de Tabasco.